J.P. Zooey, el escritor más secreto de Argentina, decide quitarse la máscara

Lleva 10 años teniendo en vilo a todo el mundo por su resbaladiza identidad, pero hoy dará una lectura pública donde podremos ver por fin su cara… o no

Si los pseudónimos ya de por sí resultan fascinantes, lo son aún más cuando la literatura posa sus azarosas garras sobre ellos.

A lo largo de la historia, no han sido pocos los escritores que han decidido ocultarse bajo pseudónimos (o heterónimos) por diversas razones: para evitar las represalias políticas o personales, para que su género o su raza no condicionasen a los lectores o, sencillamente, para jugar.

Y esto no es decir poco en un campo, como el literario, en que el juego lo es todo. En los últimos tiempos parece que estos divertidos bailes de máscaras —que practicaron el escritor del Lazarillo, Pessoa o Borges— están menos presentes en el mundillo de las letras a causa, quizás, del creciente “personalismo” que exigen las redes sociales.

Pero en 2009 un nombre (mucho más y mucho menos que un nombre) apareció en Argentina para trastocarlo todo un poco: se llamaba J.P. Zooey y nadie tenía ni la más remota idea de quién era.

Sol artificial, un libro de cuentos extraños, se publicó entonces en la editorial Paradiso y en la contracubierta solo se decía de su autor que había nacido en Buenos Aires en 1973, que había estudiado Periodismo y que no ejercía la profesión.

Su nombre era claramente un pseudónimo —como pronto señaló Beatriz Sarlo en el diario Perfilformado a partir de las iniciales de Jean-Paul Sartre y de un personaje de Salinger, el genio zen incomprendido Zooey Glass.

A día de hoy, sabemos más o menos lo mismo del autor de Sol artificial. Bueno, y que desde entonces ha publicado otros dos libros: las novelas Los electrocutados y Te quiero, relatos ambos que dan cuenta de un mundo hostil, casi histriónico, que en el caso del último título le ha merecido a J.P. Zooey la comparación con novelistas de la alt-lit como Tao Lin.

Es difícil saber si referencias como esta a la alt-lit son en la obra de Zooey paródicas o serias, y quizá ese sea uno de los principales poderes que proporciona la pseudonimia.

Además, claro, de generar una gran atención mediática (¿por la revolución que supone la negación de la identidad?).

Lectores y críticos llevan años dándose una y otra vez de cabezazos contra el mismo muro, y han tratado de adivinar quién se oculta bajo la máscara de Zooey: se ha hablado del poeta Lucas Soares —de quien se cita un verso en el primer libro de Zooey y que es de edad parecida—, de Patricio Pron, de Oliverio Coelho…

Pero este mismo jueves el dilema tendrá una solución: J.P. Zooey ha anunciado en su página de Facebook que el día 2 de marzo revelará su identidad en una lectura pública en el “Espacio Moebius” de la capital argentina.

Según afirma en su post de la red social, Zooey ha empezado a sentir que “el artificio de la invisibilidad” le estaba “limando la libertad” y su deseo “ya era aparecer”.

A partir de la revelación, Zooey se alejará de esa “búsqueda” que hizo “lejos de la mirada del otro”, sin que su cuerpo apareciera. Y a cambio tendremos una sorpresa, la destrucción de un mito y la construcción de otro tal vez más grande.

Aunque, por supuesto, muchos lectores temen y desean que esto se trate de otro maquiavélico juego de J.P. Zooey.

En cualquier caso, en unas horas lo sabremos.

O no.

J.P. Zooey, el escritor más secreto de Argentina, decide quitarse la máscara

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