“Hasta que a la mujer africana no se le aseguren sus derechos, África no despertará”

África vista por Beatriz Novales, directora del área del África del Oeste y Magreb de Oxfam Intermón.

Beatriz Novales es directora del programa de África del oeste y Magreb de Oxfam Intermón. Conversamos con ella al término de una expedición en el Chad, sobre la actualidad política y cultural de un continente del que no sabemos demasiado y que solemos juzgar como un todo. Empezamos hablando del África más moderna, la de los jóvenes e internet.

¿Cómo son los jóvenes africanos?

Cada vez hay más posibilidad de conectar con ellos. Las redes sociales han entrado en África con una fuerza increíble, fundamentalmente entre los jóvenes. Eso está permitiendo cambios muy interesantes, como que muchas veces no haga falta una organización formal de la sociedad civil para participar en procesos políticos, sociales y culturales.

¿Por ejemplo?

Conocí a uno de los activistas que estuvo detrás de las revueltas sociales en Burkina Faso. Me contaba cómo durante años se estuvo montando una red territorial no organizada: no es un partido político, no es una asociación con normas fijas, sino que es una gran red de gente que se va interesando por la política.

¿Y cómo es esa red?

Puede ser una peluquería, un café, allí se habla de política. Se fueron extendiendo a lo largo de todo el territorio de Burkina Faso, no solo en las ciudades. Cuando llegó el momento, la movilización fue masiva.

¿Qué prejuicios sobre África siguen vigentes?

Si se hiciera una entrevista aleatoria en la calle, a los europeos les saldría decir pobreza, conflicto, terrorismo, guerras, corrupción, elefantes, safaris. Dudo que saliera gente con capacidades, mujeres empoderadas, gente joven movilizada que organiza manifestaciones. Aquí han tenido sus 15-M, están sucediendo revoluciones culturales potentes y son prácticamente desconocidas. Se ve a África como un continente que espera que le salve la ayuda, cuando no es así.

¿No?

Ha habido un crecimiento económico y empiezan a haber empresas potentes. África no es un continente pasivo, ni muchísimo menos. Estos son algunos de los estereotipos que debemos empezar a cambiar.

¿Qué problemas comparten los países africanos?

Hablaremos del África subsahariana, porque el norte de África tiene características propias. Un problema común es la economía. Muchos de estos países tienen economías excesivamente dependientes de recursos naturales, exportación de hidrocarburos, petróleo, y minerales como el oro, el hierro, el algodón o el cacao…

“La inverisón de Chad en educación, salud y agua está entorno al 2%. En cambio, invierte más del 10% en seguridad, Níger lo mismo”

¿Por qué es malo?

Estas materias no se manipulan en origen y por tanto no generan valor añadido. Eso las convierte en economías excesivamente dependientes y muy vulnerables a los cambios de precio. África ha conocido un crecimiento importante cuando los precios de las materias primas aumentaron a partir del 2000. El efecto de la caída de los precios de materias primas e hidrocarburos ha tenido un efecto muy negativo para esos países.

Segundo problema común.

La gobernanza. Aunque algunos países tienen importantes ingresos proveniente de la explotación de recursos naturales, no se redistribuye adecuadamente. No se invierte en políticas públicas que aseguren el acceso a los derechos básicos. Eso provoca que se enriquezca una élite que suele sacar su dinero a paraísos fiscales.

Además, se trata de economías basadas en lo rural, la mayoría de la población se dedica a la agricultura. Por lo tanto, las políticas agrícolas son absolutamente relevantes en el desarrollo africano, y sin embargo las inversiones en dichas políticas son insuficientes (menos del 10%, tal y como la convención de Maputo exige).

¿Puede poner un ejemplo de lo que invierte un país africano?

Se estima que inversión de Chad en educación, salud y agua está entorno al 2%. En cambio, invierte más del 10% en seguridad, Níger lo mismo. Esta distribución es devastadora para países con presupuestos tan bajos y donde los porcentajes de personas pobres son abrumadores.

¿Tercer problema común?

El cambio climático está teniendo un efecto demoledor en la banda saheliana, ya está produciendo sequías más largas de lo habitual. Eso tiene graves consecuencias sobre seguridad alimentaria y las cosechas.

Cuarto problema común.

El terrorismo vincluado al yihadismo. Se ha ido extendiendo por Mali, Níger, Nigeria y Chad, especialmente.

Aparte de las consecuencias obvias, ¿qué provocan grupos como Boko Haram?

Uno de los efectos es el desvío de presupuesto que iría a desarrollo básico: se va a la seguridad. Me preocupa especialmente que estemos trasladando a los gobiernos africanos nuestra obsesión por la seguridad, la obsesión por la intervención militar como única forma de resolver el problema del terrorismo yihadista.

¿No la ves necesaria?

La intervención militar es necesaria para garantizar la seguridad de las poblaciones, pero no puede ser la única solución. Las raíces de este problema tienen que ver con la pobreza y la desigualdad.

“Tras la colonización se sustituyó esa élite por una élite africana que usurpó ese poder, que seguía siendo una élite extractiva y muy vinculada a las metrópolis”

¿Crees que un problema añadido es el vacío de poder que generó la descolonización?

Es curioso, el colonizador no se preocupaba en exceso de la población, tenía una visión más bien extractiva de lo que quería de los países africanos, nunca invirtió demasiado en el desarrollo de los propios países y eso hizo mucho daño. Pero tras la colonización en algunos países se sustituyó esa élite colonizadora extractiva por una élite africana, que seguía siendo una élite extractiva y muy vinculada a las metrópolis. Luego hay que decirlo, muchos gobernantes africanos han tenido un gran problema de gobernanza, de mala gestión de los fondos públicos, de corrupción.

¿Cuáles son los factores que explican esa corrupción?

Hay un libro de Carlos Sebastián que explica muy bien cómo en algunos países de manera prematura se va abandonando el sistema de multipartidos. En muchos países, aunque está empezando a haber cambios, muchos gobernantes han permanecido 40 años. Estos partidos únicos siguieron manteniendo el poder gracias a una red clientelar político-económica que tejían su alrededor, y que mantenían a base de prevendas privadas. No necesitaban los votos de la población para estar en el poder. El efecto fue que los gobernantes no necesitaban proveer de bienes públicos a la población, en su mayoría rural, para mantenerse en el poder.

¿De nuevo, un ejemplo es el Chad?

Lo hemos visto en Chad claramente, Deby lleva un montón de años en el poder y hay una ruptura entre las necesidades de la población y la utilidad de su voto para conseguir que el gobierno garantice al menos sus derechos básicos. Los más afectados han sido siempre los más pobres. Esto junto con el cierre de espacios a la participación de los ciudadanos y la sociedad civil y explican en parte la situación de pobreza en muchos países africanos.

En este contexto, ¿cómo ves el papel de la mujer en África?

Hay una frase que me gusta mucho de Xavier Aldekoa que dice que la mujer es la gran heroína olvidada de África. Primero porque es el motor de la economía, pero también de los pequeños negocios, y a pesar de ello es invisible. Por lo tanto, mientras no se garanticen los derechos de la mujer africana, África no va a despertar.

¿Qué las frena?

Mientras no se asegure el acceso igualitario a la educación, a una salud sexual y reproductiva que haga que las mujeres no se mueran en el parto, será difícil. Ahí hay un obstáculo que compartimos con África, las instituciones informales, como la cultura, las convenciones sociales, las religiones, ese peso claustrofóbico que decide qué es lo que puede o no hacer la mujer.

¿Y los ámbitos urbanos, no favorecen la relajación de estas instituciones informales?

En lo ámbitos urbanos está cambiando la sociedad. Pero hay que asegurar los cambios reales como que tengan acceso a la tierra, que puedan abrir cuentas corrientes, hasta que ellas no puedan controlar sus propios recursos y tener autonomía legal, muchas cosas seguirán igual. Por eso es tan importante asegurar el acceso de las mujeres al control de sus vidas.

¿Qué has aprendido de África?

Primero, las mujeres. Esa capacidad de arremangarse en contextos hostiles, de luchar y de tirar adelante, de defender a la familia. Segundo, África todavía tiene capacidad de ser solidaria, de dedicarle tiempo a las relaciones humanas, de mirar las cosas con más calma. Nosotros lo hemos perdido.

¿Podemos aprender políticamente de África?

En el mundo académico que estudia las organizaciones políticas y sociales africanas hablan de la posibilidad de sistemas alternativos, incluso políticos. Nos empeñamos en trasladar el modelo occidental a África y posiblemente no sea válido tal y como lo entendemos nosotros. Puede que haya que dejar más espacio a que ellos mismos generen sistemas alternativos más basados en el respeto a la naturaleza, en un respeto por el otro, en una comprensión diferente de las relaciones sociales.

“Hasta que a la mujer africana no se le aseguren sus derechos, África no despertará”

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